lunes, 18 de julio de 2011

Siéntame mi niño y escucha, pon atención a mi historia desde el alba conocida en el mundo. y al atardecer olvidada por los hombres...:
- Muchos años pasaron en que mis ojos estaban cerrados, mi mente sufría amnesia y mi alma, encarcelada, lloraba la libertad de la que era privada...
Aunque esto es adentrarse demasiado en esta historia...
Hubo un tiempo en que mi ser era de luz intensa, mi corazón no conocía el sufrimiento y mi pensar era eterno. No había prisas, ni horarios, ni lazos que atrapasen mis instintos... vivía en la libertad absoluta...
Pero, en la misma razón de mi ser, había otros que odiaban mi vida...
Me apresaron y obstruyeron mi camino. Arrancaron mi ser de su esencia, doblegaron mi voluntad primera y la hicieron suya.
Jugaron a perseguir mis instintos y disfrazarlos de la oscuridad absoluta. Mi memoria sellaron y esa fue mi condena..
Olvidé mi esencia, olvidé mi raíz y me entregaron una mentira convertida en mi nueva vida.
Muchos años pasaron en este estado de pobreza.
La costumbre y las leyes erróneas organizaron una fiesta en la que me ví envuelto creyendo que era mía...
Caminé... Ví... Comprendí el horror normal y lo adopté como propio en mi ser. Hice sacrificios en nombre de un dios de papel, le di una imagen y adoré algo efímero y cruel. Incluso agradecí por la maldad que me rodeaba.
Demasiado tiempo temí un fin que no podía retrasar, un punto y final sin remedio a esta vida infernal...
Mas un buen día, en mi caminar cotidiano, oí algo en mi interior que susurraba sin cesar, mi corazón palpitaba al compás de un ritmo que me resultaba familiar, aunque me era imposible descifrar aquel mensaje que el alma me intentaba entregar.
Lo ignoré y seguí mi caminar.
A lo lejos vi una sombra que se acercaba a mi andar, unos ojos tristes que irrumpieron en mi mente y grabaron una súplica perpetua. Aparté la mirada y seguí sin parar.
«Alcanza mi aura y observa mi verdad» oí. Unos pasos seguros se apoderaron de mi andar. Mis manos, vacías hasta entonces, acogieron un calor extraño, procedente de mi ser.
Fué entonces cuando la guerra que dormía en mi interior explotó a mi razón, Una batalla que adormecía desde tiempos inmemoriales se hizo eco en mi memoria y comencé a recordar, a sentir, a creer...
Un rayo de luz, procedente del universo, reposó en mi cabeza y llenó mi ser, escudizó mis sentidos, y el engaño, arraigado en mi interior, comenzó a perecer...
El candor descendió poco a poco en mi interior, abriendo canales que hasta entonces estaban sellados de rabia y dolor. Me condujo hasta el infierno y me enseñó la verdadera cara que entonces se abrió paso entre el manto de normalidad cotidiana... El miedo abandonó mi corazón y no temí, fui capaz de recordar, de comprender la esencia de mi ser, mi primitiva verdad se abría paso contagiando mi alrededor... la verdad de la vida se me mostró intacta, pura, impaciente de ser descubierta por todos aquellos que, al igual que yo, fueron arrebatados de su propia verdad...
Sentí valentía, sentí poder absoluto y combatí, luché por salir de aquel sitio muerto, sin alma...
A mi vera acudieron otros... en quienes reconocí mi propio ser... seres de luz que se unían a mi en la batalla por la libertad...
El rayo de luz que devolvió a mi la verdad, dejó en mi ser el resplandor que me correspondía por derecho de existir... Proseguí mi caminar en busca de almas que buscasen libertad... dispuesto a enseñar la verdad del ser que, aún hoy, duerme preso, sin libertad...
Y de mi luz interior, aquella adormecida que hoy despierta, mueren fronteras y nacen caminos, que avanzo en plenitud de mi ser, en equilibrio con la energia universal que espera ser utilizada, que llama a sus hijos a cobrar su derecho de existir plenamente y en libertad...

...

Lentamente te alejas arrastrando mi corazón herido, mis lágrimas no recaban tu duro corazón congelado de mentiras…
Intento alcanzarte y no puedo más que arrastrarme en mi dolor, suplicar un segundo de aquel tiempo que antes me pertenecía y hoy me niegas como a un desconocido… no entiendo, soy incapaz de comprender motivos, no veo más allá de mi dolor…

Me levanto, camino, respiro, pero no siento mis pasos al andar, mi voz se ve rota de dolor, no consigo gritar tu nombre ni tocar tu silueta invisible en mi cama…

Muero poco a poco, siento como mi corazón deja de cantar tu nombre, las silabas de su voz cada vez suenan más bajo y todo se apaga a mi andar… No siento, no respiro… No vivo…

Me alejo del cuerpo que un día te amó, me elevo a un infierno de placer infinito… te busco en mi nuevo hogar mas no consigo hallarte en él…. Desespero… te necesito…

Conjuntos de rostros sin luz se elevan ante mí regalándome esperanza inútil, palabras sin sentido que buscan aplacar la desidia de un entender inepto…  Te espero

Sin más coraza que aquel hilo de esperanza que aún cuelga de mi corazón inerte me embarco en la guerra de tu querer, lucho, caigo, me levanto y vuelvo a remeter contra tu voluntad, contra aquel rechazo que niego a mis ojos,a mi entender… Caigo herido… no siento, no veo… muero lentamente aferrado a tu ojos, que ayer iluminaban mi vida…. Y hoy se cierran ante mi dolor…. He muerto bajo tu sed de libertad, de un no querer mi ser… sin entender abandono este mundo de dolor sin nada que en él me retenga… muero, he muerto… te perdono… te condeno